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    Acceso a equipamiento urbano y calidad de vida. Quilpué y Villa Alemana, Chile
    (2020-09-01) Cáceres-Seguel, César; Ahumada-Villarroel, Griselda
    El acceso a equipamiento y servicios urbanos ha ganado centralidad en la discusión urbana chilena, siendo un elemento fundamental de la política, los indicadores y el proyecto de ley sobre integración social urbana. De esta manera, el Estado chileno reconoce que para democratizar la calidad de vida y el desarrollo humano no basta con asegurar una vivienda, sino que debe promover entornos residenciales funcionalmente complejos. El artículo mide la accesibilidad al equipamiento urbano y su relación con la distribución de grupos socioeconómicos en dos comunas del Área Metropolitana de Valparaíso: Quilpué y Villa Alemana. Los resultados muestran un patrón de urbanización desequilibrado, con alta cobertura de servicios urbanos como colegios y centros de salud, pero deficitaria en la distribución de oportunidades de ocio, deporte y cultura, lo cual se traduce en un factor de reproducción de desigualdades sociales, ya que priva a grupos medios y vulnerables de oportunidades de recreación y cultura en la cercanía a su lugar de habitación.
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    Evaluación de brechas de equipamiento urbano entre barrios de Viña del Mar, Chile: una metodología para la identificación de desiertos urbanos
    (2018) Cáceres Seguel, César; Ahumada Villaroel, Griselda
    La configuración de las áreas residenciales de la ciudad ha cobrado relevancia a partir de la evidencia que plantea que la calidad del equipamiento cultural, salud, educacional o recreativo presentes en los barrios juega un factor activo en la reducción o empeoramiento de las condiciones de desventaja estructural de ciertos grupos. Desde una arista política, la distribución de bienes urbanos en la ciudad resulta un componente central en la constitución de los Estados de Bienestar. Hoy, quizás como respuesta a la especialización funcional predominante en la urbe contemporánea, este asunto cobra centralidad como estrategia de lucha contra la desigualdad urbana. Esta apuesta se ve plasmada en el llamado que UN Habitat III hace a construir ciudades con una adecuada red de servicios y espacios públicos, capaces de promover espacios inclusivos para las personas. La configuración de áreas residenciales es un asunto relevante de investigar en el contexto latinoamericano ya que cuestiona la noción de ciudad como lugar donde las necesidades humanas son resueltas. En Chile, encuestas sobre calidad de vida urbana levantadas por el Estado muestra datos que hablan de brechas de equipamiento barrial entre áreas residenciales de distinto nivel socioeconómico, así como bajo uso y valoración de espacios culturales y recreativos presentes en los barrios. Sobre esto, el 71% de los entrevistados en la encuesta de calidad de vida urbana del Ministerio de Vivienda y Urbanismo del año 2010 plantea que el déficit de áreas verdes es un problema serio en la ciudad. Mientras que el 51.3% señala un nulo o casi nulo uso de parques y plazas en sus ciudades. Estos datos advierten que hemos aprendido a construir ciudades preparadas para terremotos pero no sabemos hacerlo para el bienestar físico y emocional de los habitantes. Concentrados en disminuir el déficit de vivienda desatendimos el surgimiento de barrios socialmente homogéneos y deficitariamente equipados. La política de desarrollo urbano en Chile ha establecido la necesidad de avanzar en herramientas de planificación y gestión urbana bajo criterios de justicia espacial. En esta línea, el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano ha propuesto un sistema de indicadores y estándares urbanos que buscan monitorear el desarrollo de la ciudad chilena. Ahora bien, este desafío requiere de metodologías capaces de diagnosticar con precisión aquellas áreas de la ciudad que muestran mayor déficit de equipamiento y servicios. Enfocando en la ciudad de Viña del Mar, se elaboró una metodología de identificación de desiertos urbanos MIDU, que mediante análisis espacial (ARCGIS) examina la distancia de cada manzana a un set de equipamiento urbano considerado básico (plazas, polideportivos, bibliotecas, centros de salud, escuelas, supermercados) en tres áreas residenciales de la ciudad (Miraflores Alto-Miraflores Bajo; Forestal, y Población Vergara). Interesaba saber si ¿existen brechas de accesibilidad entre barrios de distinto nivel socioeconómico?, ¿qué porcentaje de manzanas estudiadas excede las distancias máximas a equipamiento urbano recomendadas por la literatura? y ¿qué tipo de equipamiento muestra mejor y peor nivel de accesibilidad en las áreas estudiadas? En los casos de Forestal y Miraflores Alto el análisis muestra un patrón de urbanización intensivo en vivienda pero deficitario en equipamiento cultural y recreativo. Surge un modo de urbanización que desarticula la estructura urbana elemental (población, servicios, movilidad) privilegiando tejidos monofuncionales de vivienda que minimizan el rol del equipamiento de proximidad en la satisfacción de necesidades humanas cotidianas. Una lógica parcial de construir ciudad agudizada por procesos de urbanización informal en los bordes metropolitanos. En un escenario donde la gestión urbana requiere de herramientas de diagnóstico objetivas, la metodología MIDU permite un análisis detallado de la oferta de equipamiento urbano en áreas residenciales, identificando con precisión la existencia de “desiertos” de equipamiento en áreas específicas de la ciudad. El análisis derivado de la metodología MIDU resulta un insumo básico para la elaboración de planes de inversión urbana bajo criterio de redistribución social. En este sentido, mejorar el impacto de políticas de salud, deporte, bibliotecas públicas o reciclaje, pasa por reconocer al barrio como la primera escala de implementación y medición de estas iniciativas. Esto, más que un asunto de diseño urbano impacta directamente en la capilaridad de las políticas sociales. Es decir, en la capacidad que las políticas tienen de vincularse y actuar en la organización de la vida cotidiana de las personas. La ciudad chilena será más inclusiva cuando ninguna niña o adulto mayor viva a más de diez minutos caminando de una multicancha o biblioteca. Democratizar la calidad de vida en la ciudad pasa por generar lugares significativos en los entornos cotidianos del habitante.